Enviado por ElMundodeJaled el 24/04/2013
Hemos llegado a España a punto de finalizar el invierno y aunque le queda menos de tres días persiste con su manto frío en lluvias, viento y nieve. Gracias a ello, aunque entiendo que por aquí estén aburridos de tanta oscuridad, hemos podido disfrutar de unos días invernales de una belleza insuperable. Hace una semana me comentaba una buena amiga que después de unos días cálidos de viento sur persistía nieve en la cara norte del pico Castro Valnera. Lo habitual es que con la subida brusca de temperaturas la nieve desaparezca totalmente de las montañas pasiegas. Los ancianos de Selaya aseguran que cuando ocurre este fenómeno, la naturaleza nos deja una señal inequívoca, la nieve volverá y con fuerza. Así ha sido, tras un par de días de calma, las nevadas arreciaron con la fuerza de los últimos coletazos de un marzo desconocido. La cordillera Cantábrica se ha convertido en un enorme pastel de merengue. Ya ni los osos saben cuando hibernar y las flores de los frutales no saben cómo esconderse de este invierno que no quiere irse.
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